El blanqueamiento dental asegura una gran sonrisa
Ahora no fumo más, pero he fumado circunstancialmente durante los últimos 15 años de mi vida. Empecé siendo adolescente y después fui y vine del cigarrillo varias veces pero nunca fui una adicta. Un buen día, decidí dejar mi “semi vicio” y por suerte fue mucho antes de que la nicotina empezará a manchar mis dientes. Soy una fanática de la boca limpia y prolija (y con todos los dientes), así que no dejo de estar alerta ante cualquier dolor, molestia o mala apariencia.
Creo firmemente que hay que cuidarse la dentadura y en lo posible, hay que tener los dientes blancos. Hay gente que los tiene así de forma natural (¡qué envidia!) y otras cuyo color y sin haber fumado nunca, es mas bien amarillento o apagado. Bueno, para ellas hay una solución y es el blanqueamiento dental, una técnica de lo más sencilla que ilumina cualquier rostro.
No todos los dientes son iguales así que el dentista debe elegir con cuidado y criterio las gamas de blancos que van con el pelo y la piel. La sonrisa “Colgate” no va para todos, pero hay que actuar rápido si bebemos mucho café, té, vino tinto o fumamos. El tono que adquirirán los dientes después del tratamiento depende siempre del tono original del diente y de las causas de oscurecimiento así que hay que tener en cuenta que el color solo puede aclararse, nunca cambiarse.
A tener en cuenta: para hacer el tratamiento la dentadura debe estar saludable, sin caries ni encías inflamadas y debe haber sido limpiada para quitar manchas y sarro de las piezas. Y eso sí, las coronas y empastes no cambian de color. Yo no recomiendo los blanqueamientos caseros pues los resultados son mas inmediatos pero no mas duraderos. Conviene consultar con el dentista y saber sí, que el blanqueamiento no dura para siempre y que es necesario repetirlo una vez todos los años. ¡Todo sea por la sonrisa mas hermosa del mundo!
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