Los famosos y los paparazzi (parte I)
Paparazzi, la palabra está inspirada en el personaje Paparazzo de la película La Dolce Vita. Una persona sin ética a la hora de llevar adelante su trabajo de fotógrafo. Y el nombre no está nada mal si tenemos en cuenta el oficio de estos fisgones de la imagen que persiguen a las celebrities hasta dar con la toma perfecta, aquélla que venderán a una importante suma de dinero.
Por esa sencilla razón, los famosos los odian y lo cierto es que tienen sus razones. Hay casos famosos de guerras frías entre paparazzis y celebrities. Resuenan en mi mente la trágica muerte de Lady Di cuando intentaba escapar de los flashes por las calles de París o la triste imagen de Britney Spears sin ropa interior una noche de fiesta y excesos. También cuando casi tira a su hijo al bajar de su coche.
Hay muchos ejemplos. En estos días Penélope Cruz y Javier Bardem le escapan a los fotógrafos que intentan retratar el anillo de bodas de la pareja. Y eso no es todo, las guardias son eternas para estos actores que, según se dice, serán padres próximamente.
Victoria Beckham no está nada contenta con las fotos tomadas por un paparazzi la noche en la que la esposa del jugador se emborrachó una noche en la que salió sin su marido. Ni hablar de Nicole Kidman, quien perdió una contienda legal contra un paparazzi luego de denunciar que éste le había colocado una grabadora en el frente de su mansión.
Las historias sobrevuelan el imaginario popular y se instalan en revistas y diarios. Más allá de los infortunios personales y de las desgracias ajenas hay una sola verdad: para que existan los paparazzis debe haber un público consumidor de estas noticias. Entonces bien, todos somos algo responsables de la triste relación entre estos fotógrafos y los famosos.
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