La historia de la belleza

Desde siempre las mujeres hemos sido coquetas y nos hemos preocupado por lucir jóvenes y elegantes. Pero… ¿cuál es el origen de la belleza?

Para conocer la historia de la belleza debemos remontarnos a épocas pasadas, pues fueron nuestros antepasados quienes manifestaron cierta curiosidad en el arte de lucir bien. Ellos utilizaban materias primas que encontraban en la naturaleza para fabricar sus propios cosméticos y así destacar el rostro y el cuerpo.

Si bien no hay documentos que permitan verificar con exactitud los orígenes, es posible rastrear la historia de la belleza a través de las pinturas plasmadas de la Prehistoria. Los pintores paleolíticos conocían los colorantes y los utilizaban diluidos en excipientes grasos que se han conservado fosilizados. Todo indica que estos pigmentos eran usados para realzar la cara y el cuerpo. Restos de sulfuro de antimonio, tubos de pasta ocre de junco y diversos enseres hallados permiten pensar que estos productos eran usados con fines estéticos.

En la mesopotamia el ideal de belleza estaba marcado por las caras delgadas, la piel clara, los cabellos claros o negros y cejas largas. Por entonces ya se utilizaban los perfumes, que eran fabricados en forma artesanal mientras que se usaban los ojos retocados, al menos eso deja entrever la mitología que habla de una diosa Istar con ojos pintados que seducía a todos. Por entonces era común agrandar los ojos con khol, una especie de máscara a base de antimonio. También utilizaban productos similares como el polo e oro, el rojo Illera y el kalu. Las cejas las pintaban en un solo trazo.

En esa época ya se practicaba la depilación y el cuidado de las uñas, dientes y orejas.

En Palestina ejercieron las influencias persas y egipcias y es por eso que allí se usaban con frecuencia los cosméticos y los perfumes. En el antiguo testamento de La Biblia se puede encontrar información sobre los cuidados estéticos del pueblo.

¿El modelo de belleza de entonces? Cuello largo, ojos redondos, cabellos negros, labios rojos y dientes muy blancos. La cosmética utilizaba ricas materias primas que crecían en la región como la almáciga, el azafrán, la alheña, el aloe. etc. Las mujeres también pintaban sus ojos con khol y utilizaban polvos a base de alheña para teñir las mejillas de rojo y rojo anaranjado. Para suavizar la piel utilizaban ungüentos, aceites y perfumes mientras que a la hora de higienizarse usaban un jabón compuesto de potasa o álcali extraído de las cenizas de plantas como la haya.