Depilación láser, olvídate de los pelos

Cuando las mujeres comenzaron a usar blusas sin mangas y faldas más cortas se dieron cuenta de algo: el vello es muy feo en una mujer. Así, comenzaron a recordar antiguas formas de eliminarlo (griegas y romanas, por ejemplo) y a idear nuevas. Durante décadas las mujeres se han depilado con cera, con caramelo y afeitado las piernas y axilas en una batalla sin igual contra los pelos más molestos. La ciencia moderna, por suerte, les ha traído la solución definitiva: la depilación láser.

La depilación láser data de mediados de los años ’90 y desde entonces se ha ido perfeccionando hasta alcanzar un grado de eficacia supremo, tanto en pieles claras como en pieles oscuras. El uso de la tecnología láser es sencilla: el haz de luz del láser a cierta longitud de onda y con cierta intensidad apunta  a la melanina del pelo, es absorbido por ella, se transforma en calor y destruye así el bulbo piloso. El resultado es una depilación sin riesgos y muy duradera.

Hay distintos tipos de láser y que funcionan en distintas longitudes de onda, dependiendo su uso del tipo de vello sobre el que se aplique. Es algo sencillo, seguro y eficaz. No duele, aunque puede ser molesto, y es una depilación apta tanto para hombres como para mujeres sin importar la edad. Eso sí, como el láser actúa sobre la melanina (la responsable del color), no tiene buenos efectos sobre el cabello blanco.

Ventajas:

La depilación con láser es una depilación definitiva que tiene muchos beneficios, aunque el precio no es uno de ellos ya que suele ser un tratamiento caro y no se resuelve en pocas sesiones. Hay que considerar que en el cuerpo de la mujer se requieren entre 6 y 10 sesiones, con un promedio de 8. En el caso de vello facial el número de sesiones no puede predecirse, en el hombre bastan sesiones de 3 meses durante varios años y en el caso de la barba, el tratamiento comienza con una sesión por mes y después sesiones cuatrimestrales.