La otra cara de Agatha Ruiz de la Prada

Hace unos días tuve la oportunidad de leer un reportaje a la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada y quisiera compartir con ustedes parte de esta entrevista en la cual este nuevo ícono del diseño muestra su cara menos visible.

Porque Agatha no es una mujer cualquiera. Curiosamente, podríamos decir que su vida es una paradoja: por un lado esposa y madre de dos jóvenes de 18 y 21 años. Por el otro, una mujer  cosmopolita que se las ha ingeniado para revolucionar el mundo de la creatividad de la mano de sus miles de accesorios y productos coloridos. “A algunos les resulta poco serio que tú hagas de todo. Como a los franceses, que son bastante cabritos. Quieren que te fastidies y que estés aburridísima toda la vida haciendo lo mismo”, afirma.

Y así es como en sus locales abundan las corbatas, los zapatos para niñas, los perfumes y los cuadernos además de azulejos para baño, sábanas, muebles  o relojes. Un mundo visual que desafía los sentidos con sus brillos y el sello de sus eternos corazones, sus flores, sus nubes.

Hija de un arquitecto, ha estado muy ligada al arte desde siempre aunque desde un costado más natural, algo que expresa en su libro La moda cómoda. “Lo más importante de la ropa es la protección, que te sirva y que estés suavita y cómoda”, exclama con convicción.

Segura de sí misma, dice haber llegado al mercado infantil por casualidad aunque gran parte de sus productos son comprados por niños. ¿Las razones? “Creo que es el deseo que tienen las madres de tener una cosa mía pero no se atreven, entonces se lo compran a sus niños”.