Rosácea, la enemiga del cutis

Hace un año descubrí en el espejo un punto rojo bajo mi ojo derecho. No le di importancia, me lave la cara, los dientes y me fui de casa. Pero el punto rojo no se fue más así que a los meses acudí a un médico dermatólogo para ver de qué se trataba: nada, pero sin tratamiento podría derivar en rosácea. Llegaban las vacaciones de verano así que después de ellas acudí con seis recetas a una farmacia para empezar el tratamiento. Todo era super caro y  finalmente no lo hice. Pero la mancha no se ha ido y con temor pienso que incluso puede estar más grande. Hora de volver al dermatólogo. Hora de pensar en la belleza.

La rosácea es una enfermedad de la piel de la cara que se da en hombres y en mujeres por igual, entre los 30 y los 60 años. Se desconocen las causas aunque muchos la relacionan con el estrés, los cambios hormonales, las pieles muy claras y la herencia familiar. Mi caso particular es el estrés, vengo con cinco tratamientos de fertilidad a cuestas, pero da igual pues una vez que se tiene sólo es posible controlarla. Primero es un sonrojo, tal vez se ve un pequeño derrame y después ya puede derivar en un engrosamiento de la piel o en barritos. En los hombres es bastante feo, ¿has visto las narices enrojecidas y abultadas?, pero en las mujeres esto no suele darse.

Hay tratamientos con antibióticos, con cremas y con cirugías, todo depende del grado de la rosácea que se padezca. Pero lo fundamental es ir al médico a tiempo y tomar ciertas precauciones personales: no comer comida picante, no tomar el sol sin protector de sol adecuado, no hacer mucho ejercicio, no someterse a temperaturas muy calientes o muy frías y no beber bebidas alcohólicas fuertes, como whisky. Y el estrés, bendito amigo de la vida moderna, hay que evitarlo. Sí, ya sé, ¿cómo se hace? Pues no lo sé, yo sigo probando.